ólo repetiría Novak Djokovic en las semifinales de 2013. Por ejemplo, esta misma temporada, apenas un mes atrás, en octavos de final del Masters de Montecarlo, cuando le cedió el segundo parcial y sólo acabó venciéndole sobre el alambre. Entonces se le voy sufrir, marchándose de la pista monegasca inapetente. Esta vez Nadal salió alegre, tras repetir una y otra vez su amplia colección de puños enrabietados al aire.
Se mostraba satisfecho y no era para manos. En todo momento controló el encuentro, logrando los breaks definitivos en el quinto juego del primer set y el noveno del segundo. Tan sencillo como eso. Su servicio no estuvo en peligro en ningún momento, de hecho, no cedió ni un solo intento de ruptura en todo el encuentro. Firme en ese aspecto como en sus mejores días, cerró un primer parcial para el recuerdo: no perdió ningún primer saque y únicamente cedió un punto con su segundo, sin contar las tres dobles faltas cometidas. La mejora final de Isner no encontró ningún resultado.

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