miércoles, 25 de marzo de 2015

La mudanza de Barça y Madrid

No hay clásico sin resaca. Las lecturas posteriores se suceden y no hay forma de sofocar tal o cual debate. El del domingo dejó abierta una nueva mesa redonda, impensable no hace mucho: el Madrid, como el viejo Barça, se aferró a su buen juego coral durante una hora; el Barça, como el viejo Madrid, respondió a la contra y presumió de resultado. Por lo visto, uno y otro están de mudanza. “El fútbol es tan fantástico que si juegas un partido malo puedes ganar, pero cuando juegas bien lo normal es ganar”, enfatizó ayer Johan Cruyff, profeta culé. ¿Pero qué demonios es jugar bien? En este país, las referencias son bien cercanas: la España que se tiñó de rojo y el deslumbrante Barça de Guardiola. Los dos merecieron la admiración universal.
El Madrid, por distintos motivos, incluidos los mercantiles, ha perfilado una plantilla en la que prevalece Modric, no Khedira. Con Isco y James, sin Emerson, Gravesen o Lass. No le queda otra que entregarse a sus xavis e iniestas. Así lo hizo cuando encandiló en el último trimestre de 2014 y en su buen trazo en el Camp Nou durante una hora. Lo cual no quita para que pueda repetir Champions por las bravas, con otro cabezazo al límite de tiempo.
Los dos equipos están en un proceso evolutivo y, pase lo que pase hasta el final de curso, ninguno se glorificará con esta versión. Mientras tanto, ganarán o perderán, pero todo apunta a que han cambiado de muda. Ambos debieran asumirlo sin tapujos. En el caso azulgrana, por pura coherencia con su reciente pasado. En el caso madridista, como desagravio al adversario al que nunca reconoció del todo su imborrable fragancia.

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