El Madrid, por distintos motivos, incluidos los mercantiles, ha perfilado una plantilla en la que prevalece Modric, no Khedira. Con Isco y James, sin Emerson, Gravesen o Lass. No le queda otra que entregarse a sus xavis e iniestas. Así lo hizo cuando encandiló en el último trimestre de 2014 y en su buen trazo en el Camp Nou durante una hora. Lo cual no quita para que pueda repetir Champions por las bravas, con otro cabezazo al límite de tiempo.
Los dos equipos están en un proceso evolutivo y, pase lo que pase hasta el final de curso, ninguno se glorificará con esta versión. Mientras tanto, ganarán o perderán, pero todo apunta a que han cambiado de muda. Ambos debieran asumirlo sin tapujos. En el caso azulgrana, por pura coherencia con su reciente pasado. En el caso madridista, como desagravio al adversario al que nunca reconoció del todo su imborrable fragancia.

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